La motricidad fina son movimientos voluntarios de las manos y dedos muy precisos, que implican pequeños grupos de músculos, huesos y nervios que requieren una mayor coordinación.
Actividades terapéuticas, tales como talleres de origami, confección de pulseras, cocina, juegos manuales, rompecabezas, actividades artesanales, pintura o actividades con plastilina entrarían dentro de esta categoría.
Dentro de la atención residencial, los objetivos que trabajamos en dichas actividades son, principalmente, el de promover y mantener el máximo tiempo posible la autonomía en las actividades de la vida diaria (especialmente las básicas), como, por ejemplo, la alimentación, el vestido y el cuidado e higiene personal.