Preparamos a un grupo de residentes (unas 10 personas) en semicírculo en la sala de actividades de la residencia La Vostra Llar Reig de La Garriga, dado que el mal tiempo no nos permite realizar la sesión en el jardín. Se anticipa a los residentes en que consistirá la actividad y se les pregunta si se acuerdan de Sunny. Por el nombre, algunos de ellos no lo recuerdan, pero cuando les mencionas que era un perro, enseguida se acuerdan, esbozan una sonrisa y muchos de ellos verbalizan frases como «Qué guapo era!» y se prestan enseguida a participar en la actividad.
Sunny y Sheila llegan puntuales a la residencia y cuando entran, los residentes, preparados para realizar la actividad, enseguida llaman a Sunny para poder acariciarlo. La terapeuta va acercando a Sunny a todos los participantes uno por uno y les va dando una galleta para que se la puedan dar y de esta manera Sunny se suba a su regazo.
Una vez que Sunny ha saludado a todos, Sheila explica la actividad mostrando un dado y unas cartas con números: los participantes, uno por uno, cogerán una carta y luego tirarán el dado. Después, deberán sumar el número de la carta y el del dado y, posteriormente, restarlos. Para terminar, darán una galleta a Sunny y así podrán disfrutar de acariciarlo o tenerlo muy cerca.
Así pues, Sheila comienza la ronda siguiendo la dinámica explicada participante por participante. Aunque algunos de ellos necesitan más ayuda con el cálculo, pero todos entienden las reglas del juego y son capaces de seguirlo. Los residentes se muestran muy contentos y sonrientes cuando Sunny se acerca y lo pueden tocar, dedicándole a menudo palabras bonitas. Cabe destacar que, como muchos residentes son testigos del juego y les hace gracia poder disfrutar un rato con Sunny, deciden también sentarse en el semicírculo formado por los participantes de la actividad y se unen a la terapia. Al terminar la ronda, se hace otra.
Luego se decide llevar a cabo un juego más sencillo y de corta duración que ya se había realizado en sesiones anteriores y que, por lo tanto, muchos residentes ya recordaban: de manera individual tiran el dado y deben recordar el número y el color que aparece en la cara del dado. La terapeuta explica el funcionamiento del juego brevemente e inicia una nueva ronda. Después de tirar el dado, Sheila le da a los participantes una galleta para que le den a Sunny como premio cuando les devuelve el dado.
Al finalizar la ronda, ya es la hora de despedirse de Sunny y Sheila. Antes de su marcha, se acerca una residente a acariciar al perro mostrándose muy emocionada al hacerlo. Se trata de una residente que no había participado en la actividad, que suele estar sentada sin querer participar en casi ninguna actividad y el hecho de que se acercara de manera espontánea a tocar a Sunny resultó ser curioso, a la vez que tierno. Esta escena se alarga un rato mientras la residente acaricia al perro en silencio y le mira fijamente mientras sonríe.
Después Sunny y Sheila se despiden y todos los residentes les dicen adiós. Cuando se van, se les pregunta si les ha gustado la actividad y todos ellos contestan de manera afirmativa y con elogios dedicados a Sunny.